Oímos el susurro inquieto de la noche,
y nos sentimos parte de las notas de una música que se escucha entre las ramas y la brisa.
Nos sabemos hojas; y nos descubrimos frágiles.
Y tenemos miedo de caer; hasta que me despierto, y él ya no está.
Algún octubre; no vendrá. Iré yo.
Levemente en la brisa,
las hojas danzarán.
2 comentarios:
Leí el poema con un interés particular. Octubre, ya se acerca mi salida del colegio, la definitiva. Y me siento hoja danzarina en la brisa.
Gracias por la lectura, Lic.,
Una hoja danzarina (en la brisa) pero adherida a la rama... Cada etapa en la vida tiene como disfrutarse; más aún alguien como usted, que tiene una vida intelectual tan nutrida.
Un abrazo :)
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