El tinte anaranajado de la madera, del árbol que toqué por dentro. Cuando también el aire, tan lleno de tristeza, de briznas de hierba y de libélulas. Tan leves, tejiendo un último silencio, en medio del asombro por lo bello del tinte naranja-anaranjado; como la luz del sol. La luz del sol, en la madera. La preciosa acuarela, mariposa café, dibujada por dentro, del árbol muerto...


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