jueves, enero 21, 2016

Huellas



Mi querido amigo Jaime Conde, me recordó los barcos. 
Pensaba en que así como las gaviotas en las playas, como cualquier ardilla que caminó en la nieve; mariposa que en el aire. Estrellas que en el cielo; y etc... porque mis palabras quizá no terminarían. El barco; aunque invisible al poco tiempo deja su estela.
Y nosotros. Allí por donde fuimos, por dónde anduvimos, quedó nuestro rastro. Sin duda hay pasos que no debimos dar. Y otros en que se dejó parte del corazón.
De vez en cuando se recorren con nostalgia las huellas de los que amamos y que por algún motivo no están.  A veces, con todo la ternura y el afecto; con una profunda tristeza, pero sabiéndome privilegiada, llena de melancolía; transito  desprevenidamente,  las huellas de mi abuelo Julio Mendoza.
¿Quièn verá nuestras huellas?.

Innseilingen Til Palermo, 
Carl Wilhelm Barth (1847–1919)

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