Mi querido amigo Jaime Conde, me recordó los barcos.
Pensaba en que así como las gaviotas en las playas, como cualquier ardilla que caminó en la nieve; mariposa que en el aire. Estrellas que en el cielo; y etc... porque mis palabras quizá no terminarían. El barco; aunque invisible al poco tiempo deja su estela.
Y nosotros. Allí por donde fuimos, por dónde anduvimos, quedó nuestro rastro. Sin duda hay pasos que no debimos dar. Y otros en que se dejó parte del corazón.
De vez en cuando se recorren con nostalgia las huellas de los que amamos y que por algún motivo no están. A veces, con todo la ternura y el afecto; con una profunda tristeza, pero sabiéndome privilegiada, llena de melancolía; transito desprevenidamente, las huellas de mi abuelo Julio Mendoza.
¿Quièn verá nuestras huellas?.
De vez en cuando se recorren con nostalgia las huellas de los que amamos y que por algún motivo no están. A veces, con todo la ternura y el afecto; con una profunda tristeza, pero sabiéndome privilegiada, llena de melancolía; transito desprevenidamente, las huellas de mi abuelo Julio Mendoza.
¿Quièn verá nuestras huellas?.
Innseilingen Til Palermo,
Carl Wilhelm Barth (1847–1919)
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