lunes, agosto 29, 2016

Del amor...

Lévi-Strauss hablaba de las costumbres de los grupos sociales, como las normas a seguir que constituían sus marcos de comportamiento; narraba que la única prohibición uniforme en todas las culturas que tuvo la oportunidad de conocer se refería al incesto vg. padres e hijos. Jostein Gaarder hablaba de el recato como algo que surge del individuo, que es intrínseco. 
Asi, pienso que fuimos puestos por El Creador en un lugar determinado, y que ese lugar nos condicionó a unas formas de comportamiento, nos señaló que estaba bien y que mal en nuestra etapa de formación y obvio también como adultos. Independientemente de lo que nos inculcaran nuestros padres. Lo que hacen nuestros amigos está bien o corresponde a lo que «podemos permitirnos» hacer en las distintas etapas de la vida… 
Recuerdo el juego de «la verdad o se atreve» tan de mi juventud, que me llevó a terminar más de una vez ennoviada… luego de algún beso impuesto. Recuerdo una ocasión en que la imposición fue besar a una de mis mejores amigas; estábamos todos muy ebrios, y aún así me pareció como un sueño, o, sea ¿es verdad esto?, o, sea ¡incluso mi amiga estaba dispuesta a cumplir la imposición!… Recuerdo que dije no, y subí de prisa las escaleras del apartamento donde estábamos, me fuí entre expresiones de falsa o mojigata… que no es para tanto. Lo mismo me pasó jugando juegos de quitarse las prendas… ¿en serio se podía estar uno allí quitándose la ropa hasta el final?...
No, porque hay algo extraño, algo en el alma que se revela y se rebela y no acepta ciertas cosas, y le repugnan… no como una virtud sino como un sentimiento libre. Y pero ser un extraño en medio de un mundo normal de «amor libre» en el que la mayoría se deja llevar por los sentidos hasta donde los conduzcan, a merced del momento y de la persona que «se ame» en el momento, no es agradable. Ni cuando sé es jóven ni a mi edad. Pero cuando se es lo suficientemente maduro y no hablo de edad, llega un punto en el que ya esas cosas no parecen normales sino terribles… y ya no importa si te sientes tan distinto a los demás porque tienes una luz pequeña y tenue pero constante, que te alumbra y que necesitas para no temer.
Porque no soy de donde es mi piel, sino de donde es mi alma, ese sitio donde solo cabe lo verdadero sin artificios ni disfraces. Mi alma prima sobre el entorno.
Y la pregunta es si "el amor" es lo que nos da vía libre para ser promiscuos, carnales y hasta perversos… si aún entre esposos es un pasaporte para ser capaces de las cosas más bajas para obtener placer; de lo más sucio... hasta de una infidelidad consentida y compartida, hasta la homosexualidad... o si el amor debería ser lo que nos permite alcanzar la mayor belleza, conducida la piel por el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario