sábado, octubre 29, 2022

La mañana blanca y gris, el silencio y las palomas. Toda la belleza del encuentro en medio de la breve llovizna.

Tu mirada, espigas ondeando en el aire leve. Los campos bajo El Cielo, si. Son eternos...



 

62 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos los campos son eternos, decía Pessoa. No así las ciudades, mutan con mayor rapidez que el corazón humano y duran (dijo Kipling) lo que duran las flores en un día. Así quedó justificado en el Aleph: «Noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad».

Anónimo dijo...

No se permita usurpar espacios, esa mañana (y todas las mañanas) de febrero, quien se percató de los cambios a pesar de la partida, fui yo.
Pasó un año y un poco de esperar a que usted volviera en verdad. Día tras día lo busqué, me atormenté en cosas triviales y absurdas, viendo quien reaccionaba a sus publicaciones, persistían algunas, otras quedaban en el camino, otras retornaban luego de mucho tiempo, un par sobresalían. Me aprendí de memoria los nombres de todas las mujeres. Seguí viendo el perfil aquel del falso paraíso perdido y persistieron las coincidencias y se agregaron nuevas. Me sentí obsesionada, enferma de fiebre y delirio cada día. Hasta que una mañana pensé tan precisamente esa palabra a que hace usted alusión hoy: cambio. Entonces comprendí, aunque usted quisiera volver y aunque volviera, ya no podría volver, y el que yo amaba ya no existía porque sencillamente había cambiado. ¿A partir de qué punto a partir de qué mujer? Quizá fue la suma de todo. Sin embargo continué esperándolo con una esperanza absurda, pero cada día más consciente de que mi espera no tenía sentido, porque, que usted volviera implicaba devolver el tiempo al punto en que lo conocí y de allí construir las cosas de otra manera, de modo que pudiera acompañarlo a deconstruir lo que ya había iniciado. Pero usted y yo sabemos que eso solo es posible en el Alef -quiera usted llamarlo su literatura, yo mi espiritualidad-. Usted, Borges y el otro, Jekyll y Mr. Hyde, la ciudad, el río de Heráclito, son distintos, cambian. Sin embargo, hay una Ciudad que es Eterna, hay una flor que representa la Eternidad. Hay lo que cambia para bien y persiste en lo que es. La luna cambia y sin embargo es la misma.
Por último quiero que sepa algo: usted no me ama, me quiso en un momento. Fui valiosa (quizá lo soy aún como persona para usted) hay cosas que uno no quisiera perder aunque no las ama. Y esto: lo amo en ese «yo» suyo que vive allí en ese castillo donde yo era capaz de soñarlo imbuido en su literatura, en su ajedrez, escribiendo entre miles de libros, lo llevaba en mi corazón en su soledad que yo creí tan parecida a la mía, en sus sueños e inquietudes que pensaba solo eran míos. Cada día extraño ese tiempo y ese lugar ya perdidos. Lo quiero siempre para bien. Gracias por sus palabras.
Paola A.

Anónimo dijo...

Ha pasado ¿cuánto? ¿dos años? Algún día, algún año, entenderás que no hay modo de que yo desaparezca de tu vida. Sí, estos espacios se cerrarán para siempre y nuestro contacto será nulo, pero «el alma» no destruye aquello que le causó felicidad. Si crees que ya no camino por las calles con mi ajedrez, que no toco la guitarra cuando estoy triste, o que al fin los libros de Borges y Shakespeare y Rilke me intimidan… entonces te equivocas. Porque más allá de mi porfía, de mis malas decisiones y enojo e impotencia está mi arquetipo, está mi Yo. ¿Valiosa? Lo valioso sería, al compararlo contigo, una categoría muy pobre. Es valioso el sabor del café, el ocaso, no tú. Tú serás siempre la persona a la que no querré decepcionar nunca más. Aunque en mi vida seas, desde hoy o desde algún tiempo, un espectro, en mis actos está siempre un «esto la pondría triste» o un «esto la pondría orgullosa». ¿Sabías por ejemplo que Macedonio escribió un ensayo titulado Todoamor? ¿No te parece curioso o familiar? Antes que Borges escribiera «Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas», Macedonio ya había escrito esta belleza: «Mi autobiografador y yo no hemos aclarado cómo se firma esto. Nos hallamos confusos, en tanto que admiramos la desenvoltura con que se desempeñan los periodistas en el más usual de los reportajes: el reportaje sin reporteado; trataremos de aprender la lección». Lamento haberte hecho sufrir. No sé si me perdonarás algún día. Pero este mensaje no es para eso. Eso lo decidirás tú. Te llevo siempre en mí. Siempre estaré agradecido de ti. Y crea o no, la amo. No he dejado de hacerlo. No creo que algo así sea reversible. No lo sé. Serás feliz, estoy seguro. Eres la mejor persona que conozco en mi vida. Me parecería muy injusto que fuera de otro modo. Siempre estaré, siempre.

Anónimo dijo...

Bien dijo Borges de acuerdo a la cábala algo así como que nuestros actos, los hemos prefijado. Es raro, quisiera callarlo, pero lo diré. Escribi la frase exacta «algún día, algún año” no que «entenderás» sino pensando en que si siente que puedo ayudarle en algo, búsqueme, que sigo siendo la misma. La suprimí del texto.
Si, todoamor ¿todotiempo todoespacio?
Borges siempre fue un copietas, eso lo descubrió usted. Pero a Macedonio aunque se moleste, y lo niegue, contra todos sus argumentos lo descubrí yo.
No dudo de su personalidad en ese sentido, muchas cosas en usted son verdaderas y admirables, para mí sigue siendo de las mejores pocas personas que he conocido y de mi pequeño círculo de personas que amé o amo.
Sin dudas sus palabras hacía mi resultan desbordadas, excesivas de generosidad. Quisiera corresponder a lo que piensa de mí, pero cuánto dista uno de ser lo que anhela.
Le agradezco eso y lo que hizo por mí y me enseñó en todos los aspectos y también con el dolor que me hizo sentir. Al modo del judaísmo de seguro, es usted quien debe perdonarme a mí, ni sé quién fui y que hice en otras vidas, ni que le hice a usted, porque si que me dolió y mucho. Pero eso ya queda atrás. No creo que esté mundo sea para ser feliz, pero tenemos todo lo que nos dió El Creador para ser agradecidos y estar alegres. Espero que usted esté bien, que tenga una relación buena y sana, que sus proyectos aunque no sean literarios y parezcan humildes -nada lo es- marchen bien. Siempre lo mejor para usted. En un rincón de mi alma sigue usted habitando aquel castillo lleno de cuartos y laberintos plenos de luz.

Anónimo dijo...

Me has ayudado lo suficiente. Pedirte cosas sería un abuso. No estoy en posición de merecer nada tuyo. Pero lleva esto hasta el último de tus días. Aunque no sepa de ti nunca más. Aunque seas feliz con otra persona. Es justo que te haya perdido. Y debo asumirlo con toda la dignidad posible. Y aunque me recuerdes en muy pocas ocasiones. Lleva en ti, hasta el fin del mundo, este mensaje: "Lamento haberme transformado en alguien que no debía. Lamento no haber sido bueno y noble contigo. Lamento estar muy lejos. Lamento haberte lastimado, haberte hecho llorar. Lamento haber perdido la rectitud que inculcaron mis padres. Lamento haberte decepcionado. Lamento no haber tenido más años. No haber tenido la sabiduría suficiente. Lamento no haberte dado las gracias antes. Y lamento, por sobre todo, no haber conocido a Macedonio antes que usted". Me estoy recuperando. Puedo sanar. Ser mejor. Ser más bueno. Ya no como las golosinas que tienen cerdo. Es un avance ¿no? Para mí cuenta. Cuídese ¿sí? Gracias por todo. Siempre suyo, Leoncio. Te amo.

Anónimo dijo...

No sabe el maremágnum de sentimientos al leer su escrito. De una parte algo confuso. ¿Sabe las veces que pensé que bastaría con que simplemente no negara las cosas, que reconociera lo que pasaba y así al menos me alejaría tranquila? No por mí. Sino por usted mismo, porque mientras uno niegue ante los demás las cosas, siempre todo tiende a empeorar.
Me siento triste, si. Me siento también poco digna de que usted diga esas palabras mientras se dirige a mí, pues son sentencias muy importantes y llenas de humildad, y eso me avergüenza. Le agradezco mucho.
Sólo anhelo que sea consistente y consecuente y que El Eterno Quiera que sus palabras tengan -o hayan tenido- un efecto trascendente en su vida. Espero de toda mi alma que sane y se recupere de todo lo que no es positivo en su vida.
Si, es un avance inmenso lo de tratar de no comer taref. También que reconozca lo de Macedonio (sé lo que le cuesta) discúlpeme, intenté poner algo de humor en mis palabras, pero no ha sido posible. Esta respuesta, se surte no sin tristeza. Cuidese, sea bueno. También usted me ha ayudado a mi en muchas cosas. Siempre

Anónimo dijo...

Gracias por el valor de asumir y decir lo que has dicho. Veo un niño fuerte, ingenuo, bueno, cuando hablas así. He estado llena de inquietudes y sentimientos. Tengo temor de esa puerta cerrada que se abre de nuevo, de querer ver todos los lugares, no sólo los cuartos que desde afuera dejan ver una luz poderosa o tenue, sino también los obscuros (no quiero ver que existen). Tengo temor de tener de nuevo la inquietud de ver todo, y encontrar cosas que no me gustaría hallar. También iniciando una amistad quiero creer en ti y en tus palabras. No creo soportar en muchos sentidos otra decepción. Quizá es egoísta todo esto, o es una simple parte del amor, no querer que el otro falle o caiga -no en relación con otro sino con uno mismo (contigo mismo)- creo que el amor verdadero de La Fuente Suprema, o de pequeñas fuentes también nos da valor. No sé si mi amor pueda ayudarte en algo, espero que si. Puedes tomarte de mi mano si quieres. Lo menos que puedo ofrecerte en este momento es mi amistad incondicional. Gracias.
Siempre

Anónimo dijo...

Debes estar tranquila. Ya está. Es hora de que duermas bien. Ya no hay motivos para que te asuste la noche. No necesitas medicamentos. Ya pasó. Descansa. ¿Sabes qué te pondría contenta? Saber que tengo la versión de "Cantar de Cantares" de Salomón, la versión comentada de Fray Luis de León. León fue encarcelado por la Inquisición por este volumen. Es de 1947 y posee la firma —intuyo— de su antiguo dueño. Otro volumen que siempre llevo conmigo es uno de literatura Japonesa. Es de Antonio Cabezas. Gracias a él conocía "El Cantar de los Taira" un volumen cuyo inicio me recuerda justamente al Aleph: «Las campanas del templo de Gion en la India doblan para advertir al hombre que todo es vanidad e impermanencia. Las flores ajadas del par de tecos que presenciaron la muerte de Buda que todos los que se enaltecen están destinados a decaer. Ha de derrumbarse la soberbia, porque todo es tan vacío como el sueño de una noche de primavera. Los hombres rudos y violentos, ellos también morirán al fin, como motas de polvo arrastradas por el viento». ¿Te imaginas un libro, no de Macedonio, sino sobre Macedonio? Es un libro que lleno entrevistas, entrevistas que hechas al círculo más cercano de Macedonio: hijo, Enrique Villegas, Adolfo de Obieta, Jorge Luis Borges, entre otros. Hablan sobre su forma de vida, sobre su insuperable humor. Es un libro de 1968. Fíjense que cuando se le preguntaba a Macedonio si sabía algún idioma él respondía con omnipotencia «sé estar callado en alemán, en ruso, en inglés y francés».

Anónimo dijo...

Disculpe, he estado un poco ocupada. Así, que qué interés lo mueve hacia los libros judíos, especialmente a Shir HaShirim ¿es usted judío acaso? Fray de León, se considera, era judío, «acusado de ello» además. ¿Quién sería el antiguo dueño del libro? ¿Qué sabría que usted no? ¿Que le habría llevado a abandonar el libro, si es que así ocurrió, o acaso lo perdió, o fue algo fortuito?... De momento eso...

Anónimo dijo...

¿Cómo llegó a sus manos, lo buscó o fue algo «casual»? Del libro de literatura japonesa quiero saber más. ¿Tiene ilustraciones? Lo de los que se enaltecen, etc... ¿No le recuerda a lo que decía Borges de Ulises? No sé por qué razón -si ya la sabía- ahora que usted la menciona, esa última frase por demás inteligente y hermosa de Macedonio, me hace identificarlo -y mucho- con Cansinos otro de los grandes amigos de Borges...

Anónimo dijo...

¿Qué piensa de un libro sobre Borges o sobre Pessoa, en ese estilo que menciona al de Macedonio? No cómo el que escribió Casares de B.

Anónimo dijo...

Todos los compré. Cuento con un par de amigos que venden libros en la capital. Uno a uno los voy seleccionando hasta acumular una cantidad de dinero que pueda ser importante para ellos. Esta semana llegan a mí dos libros sobre Borges. Con afán espero el libro profético de Blake, que considera también una prosa seleccionada del autor. Tengo algunos libros muy extraños. El que más frecuento es "Diccionario del entrometido". Es primera edición y de una singularidad extrema. El dinero lo obtengo trabajando. A veces debo vender empanadas. Otros días soy mesero. Es un oficio que dignifica bastante. He recibido malos tratos. Gente que impone su posición económica, posición que creen superior a la mía. Claro, ignoran que yo soy propietario. Soy como esos emperadores chinos que, cuando viajaban, cumplían la función de cocheros. Es decir, eran sus propios empleados. Se escondían a simple vista, como la hoja oculta en un bosque. Claro, los enemigos podrían emboscar, le perdonarían la vida a un humilde cochero, pero jamás a un emperador, jamás a su objetivo. Pronto compraré un detector de metales. Me gustaría hallar una moneda en desuso, quizá la medalla de una batalla importante.

Anónimo dijo...

Si, pero a la vez siente en verdad lo que implica «su disfraz» porque tiene que corresponder a su rol. Entonces no debe resultar tan fácil... ¿Fue una distracción o acaso voluntario no responder a todas mis preguntas? ¿Donde piensa explorar con el detector?

Anónimo dijo...

Me duermo... Descanse

Anónimo dijo...

Ese camino fue también el de Cristo ¿no? O más bien, el de Di-s. Quien asumió la forma humana y experimentó los tormentos. Mi «disfraz» es la inferioridad, pero nada abrupto si se le compara con el ejemplo anterior. El libro de literatura japonés no posee ilustraciones. Pero es válido suponer que las ilustraciones están, tácitamente están. Quizá el autor halló la manera de cifrar el lenguaje simultáneo de las imágenes a uno lineal y sucesivo como lo escrito. ¿Usted habla del Ulises de Joyce? No lo sé. Dígame por favor. ¿Sobre un libro así de Borges o Pessoa? Creo que arruinaría el esfuerzo de ambos autores por ser quienes no fueron. Creo que sería fatal para la reputación de ambos. A Macedonio se le ignora. Por eso un libro así, para él, funciona demasiado bien. Hablar de Macedonio es inaugurar lo bello. Hablar sobre Borges o Pessoa es incurrir en la desmitificación. Siempre suyo, Leoncio.

Anónimo dijo...

https://youtu.be/uN0O3OkuObA

Anónimo dijo...

Gracias. Cómo se describe esa interpretación ¿terrible, ceremoniosa? Es distinto Oriente a Occidente en tantas cosas. Hablo de que en varias citas Borges habla de Ulises de la Odisea, aludiendo a que luego era un hombre cualquiera. Que todos vamos hacia el anonimato. No sé, si bien es verdad aparentemente la vida de Macedonio como la de Rafael Cansinos le evocan a uno cosas distintas a las de Borges o Pessoa, sin embargo ninguna es comparable. En verdad ¿cree usted posible que en una gota de agua quepa todo el mar?

Anónimo dijo...

Sí, recuerdo eso. Borges decía que no lo leyeran, que quería ser olvidado. Yo creo que eso es falso. El único motivo sustancial que veo en Borges para alcanzar el anonimato era justamente el anonimato de Ulises, él quería ser Ulises. Lo que es muy vanidoso. Respondiendo a su pregunta. De una gota no se puede sustraer mucho. Es demasiada reducción pensar lo contrario. En una gota no están las diversas temperaturas del mar, tampoco el espectro de colores, menos la diversidad marina. ¿Quién podría concluir analizando una gota que el Narval no existe? Hablando un poco sobre Borges y Macedonio. Antes que Borges escribiera «El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo». Macedonio ya había escrito esta brutalidad: «Que ese dolor es el dolor que quiero. Es Ella, y soy tan solo ese dolor, soy Ella, soy Su ausencia, soy lo que está solo de Ella; mi corazón mejor que yo lo ordena».

Anónimo dijo...

«Respondiendo a su pregunta. De una gota no se puede sustraer mucho. Es demasiada reducción pensar lo contrario. En una gota no están las diversas temperaturas del mar, tampoco el espectro de colores, menos la diversidad marina. ¿Quién podría concluir analizando una gota que el Narval no existe?» Lo que usted dice es divino para ponerlo en el contexto contrario. Sí, de una gota de agua se puede saber todo lo que vivió en «el todo» compartido con las otras gotas, hasta se puede concluir que el narval o el pínima existen a partir de ella. Habitan su reflejo, su recuerdo -Alguna vez le hablé del recuerdo del agua- y sin embargo de otro modo en ella no puede caber el mar completo, o el río o una laguna.

Anónimo dijo...

Así el ADN se encuentra en una gota de sangre...

Anónimo dijo...

Macedonio es el preludio de la literatura borgeana. De otro modo, leer a Borges es justificar la existencia de Macedonio. «Soy lo que está solo de ella» provoca desolación en el lector. También «Que ese dolor es el dolor que quiero» está tan bien constituido. ¿Cierto? El título de ese poema es "Cuando nuestro dolor fíngese ajeno". Poco a poco le iré compartiendo más de Macedonio.

Anónimo dijo...

Y la sentencia «es la medida de mi tiempo» es muy parecida. Para mí es muy claro. Borges quería ser Borges. Pero Borges era Borges en la medida en que no era Macedonio. En la medida que ocultaba quien en verdad era. Claro, con el tiempo Borges fue leyendo a otros autores y fue diluyéndose en otros temas. Pero cada vez que leo a Macedonio encuentro elementos casi calcados. Por ejemplo, Macedonio en sus escritos ya mencionaba a Spencer y a Schopenahuer. Y no me va a creer… pero Macedonio posee un escrito sobre Xul Solar.

Anónimo dijo...

No obstante quisiera no emocionarla tanto. Porque Solar creo haberlo leído entre sus escritos. Y he perdido la referencia. Bueno, por descuidado, por creer que podré hallarlo cada vez que me lo proponga. Pero haré el esfuerzo de encontrarlo. Porque por las fechas… me tomo mi comentario con mucho escepticismo. Continuando la idea del mar. Pero sí… la gota es la flor de Tennyson: «Si pudiéramos comprender una sola flor sabríamos quiénes somos, y qué es el mundo».

Anónimo dijo...

Lea esto de Macedonio. Admito no entenderlo muy bien. Pero en él ya se expone la idea del «infinito» o «aparente infinito». Es decir, una cosa que contiene a la cosa que así vez contiene a la cosa, indefinidamente. Quizá usted pueda darme má luces sobre el escrito:

LA IMAGEN DE SÉPTIMO GRADO

Creo haber llegado a la imagen de séptimo grado, a saber.
Imagen en un espejo de un rostro de mujer, reflejado en las aguas de un lago, tomada fotográficamente la imagen de las aguas del lago, trasuntada en un retrato de pintor a través de la imagen mental de este. Colgado en cuadro en una habitación, es visto su reflejo en un espejo, y el protagonista, que en ese momento medita y vio esa imagen en ese espejo, evoca en actual imagen de la memoria la tenida en percepción del espejo.
Ese rostro pasa por cuatro reflejos inconscientes y dos sensibilidades. Dos espejos, las aguas y la cámara fotográfica que reciben la impresión sin sentirla, pasan la imagen sin sentirlo, y dos mentes sintiéndolo. Así igualmente sostengo que si esa imagen tiene siete inscripciones, una psiquis puede tener muchos mi-Cuerpos.



Anónimo dijo...

Hola, por favor disculpe la demora en responder, he estado un poco ocupada. Muy interesante ¿Usted que piensa? A mi se me ocurren muchas cosas. De entrada creo que tiene que ver con los reflejos como pensamientos, emociones, sensaciones. Creo que intentó hacer un cuadro para enmarcar aquello, pero al desarrollarlo se dio cuenta que podía ir más lejos, como usted dice al infinito -esto me recuerda al mago del cuento de Borges- la caverna de Platón, aquello de El Nuevo testamento de que todo lo vemos como en un espejo. Se me ocurre un ejemplo muy básico digamos algo vulgar, una persona come limón con sal, otra la ve, puede alcanzar a sentir algo de aquello que siente el otro. El limón va al aparato digestivo y este también tiene un gusto al asimilar el nutriente, luego a la sangre, etc una mujer se ve al espejo y (la imagen del espejo, no la mujer se refleja en el lago, o sea reflejo de un reflejo) para terminar igualmente luego de todos los medios en un reflejo (reflejo del cuadro) o sea, ¿esto hizo que en realidad el protagonista tuviera acceso al reflejo original de aquella imagen en el primer espejo? Ahora ¿quienes son los dos «que sienten»?

Anónimo dijo...

Ah además involucra el recuerdo ¿usted que piensa?

Anónimo dijo...

Creo que es muy bello lo que usted dice. Ingenioso también. Porque el sentido del gusto es muy solitario. Sólo nosotros sabemos qué es lo que estamos saboreando. No así la vista, porque otros pueden ver lo que nosotros vemos. No así el del oido, porque otros pueden oír lo que estamos oyendo. Entonces, sentir el sabor que otro está saboreando me parece mágico. Ahora, sobre lo de Macedonio. Creo que tiene razón. Inició un relato que no supo culminar. Como un niño que arma un castillo de arena y se ve tan inmerso en al juego que, pasada la tarde, el castillo lo iguala en porte. Y no creo que haya querido darle más estructura que esa. Como si el único objetivo de Macedonio fuera escribir, meramente escribir, nada más. ¿Cierto?

Anónimo dijo...

Interpreto que cuando usted menciona que M., escribía por escribir lo que quiere decir es que no escribía para que lo leyeran, sino que lo hacía espontáneamente (no al modo ordenado «premeditado» de Borges). Pienso igual.
Pero creo que este texto no es algo tan surrealista como una poesía. Creo por ejemplo que en este texto estaba tratando de poner en un cuadro las funciones REFLEJAS de la psiquis: percepción, pensamiento, sensaciones, emociones, sentimientos. Por eso el título del texto. Yendo de lo más cercano a lo más lejos, haciendo un círculo. Claro, es algo que se me ocurre, no lo sé. Pero no me parece una idea sin fondo. Lo que dice de los sentidos es cierto, pero alguna vez hablamos sobre ese tema, creo, concluimos en que quizá no todos sentimos los (mismos) sabores igual.

Anónimo dijo...

No me respondió, usted a quienes cree que se refiere como los dos que sienten...

Leoncio dijo...

Sí, a eso me refería. Macedonio escribió para no ser —imperativamente— leído. Estaba más interesado en crear una teoría Total sobre la metafísica, que lo explicara todo. Él decía que en su cabeza esa teoría estaba, pero no sabía cómo explicársela a otra persona. Es como San Agustín y el tiempo: Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no». Tengo todas las obras de Macedonio, bueno, puedo acceder a ella. Si gusta le puedo ir mostrando pasajes. ¿Quiere? Ahora… respondiendo. ¿Quiénes sienten en el texto de Macedonio? No lo sé. Quizá él necesitaba esa pluralidad para expresar una idea. Pero sí me presiona diré, que para sentir lo mismo, pensar igual, exactamente igual que otra persona, esa persona posee una comprensión sobre nosotros superior. Yo creo que nosotros dos nos pasó muchas veces. Creo que eso es lo que llamaba «vínculo». ¿Usted que cree?

Anónimo dijo...

Un niño que arma un castillo en la arena es usted jajja

Anónimo dijo...

Bueno, pero es que esa respuesta suya va mucho más lejos. Voy a lo básico de esto: «Dos espejos, las aguas y la cámara fotográfica que reciben la impresión sin sentirla, pasan la imagen sin sentirlo, y dos mentes sintiéndolo» a qué personas cree se refiere M.. Hay 4, la mujer del espejo, el fotógrafo, el pintor, y el hombre que ve el cuadro en el espejo... ¿Sólo dos sienten?

Anónimo dijo...

Si claro, le agradezco mucho el ofrecimiento de los fragmentos de Macedonio...

Anónimo dijo...

¿Donde dice la palabra «vínculo» Macedonio. La recuerdo de Borges...

Anónimo dijo...

No lo sé ¿y usted? Pero es muy raro el texto. Usted siempre me imagina así como un «peladito» que quiere tener el castillo más grande de la playa. Compitiendo sin competidores con otros niños. Y sí. Usted me conoce. No dejaría que otro niñito me quitara mi arena, toda mi arena.

Anónimo dijo...

Ahora. Acabo de encargar un libro muy raro. Se llama "Diccionario cabal para no pensar cosas malas". ¿Lo conoce? El autor: Jonás. Es primera edición.

Anónimo dijo...

Jajaj «mi arena» que egoísta, la playa no es suya. Creo que Macedonio pensaría que los que sienten son, el pintor, por el proceso lento y paulatino, los colores que emplea, por el tiempo que le toma pintar, puede ir imaginando y teniendo sensaciones y el último hombre que ve el reflejo del cuadro por cuánto este imagina todo desde la primera escena...

Anónimo dijo...

No... Nunca ví ni una mención ni una reseña ¿de qué tipo de libro es?

Anónimo dijo...

Son admirables sus conclusiones. Son bastante lógicas. Están más que justificadas. Y sí… el proceso de pintar no anula el proceso de sentir, por su velocidad digo. Creo que algo dice Macedonio sobre la imaginación. A ver si puedo hallarlo ahora.

Anónimo dijo...

Jajja gracias, mi conclusión más lógica por supuesto es la de que la playa no es suya...

Anónimo dijo...

Jajaja Uiish… deje de ser así. ¿Por qué es así? Diga b ¿ah?

Anónimo dijo...

Jajja bueno, cargué esto para ver su cita de Macedonio pero veo que no la encontró. Me duermo, gracias. Descanse...

Anónimo dijo...

Aún no. Es que la obra de Macedonio es Colosal. Posee cerca de 4 o 5 volúmenes, todos sobre 200 páginas. Y desde el móvil es muy engorroso. Pero las iré guardando para mostrárselas. También iré a descansar. Mañana era mi día libre pero me pidieron trabajar. Descanse. El agradecido soy yo. Siempre suyo, Leoncio.

Anónimo dijo...

Bien. Gracias, que tenga buen día...

Anónimo dijo...

Aquí hallé algo de Macedonio. Algo más o menos hay del escrito anterior. De cualquier modo me equivoqué. La obra de Macedonio (a la que tengo acceso) consta de 7 volúmenes, cada uno supera las 400 páginas.
Dice así:

"Hacer intuicionismo funcional de sustitución buscando para cada situación conceptual (futuro, no presencia, privación, no realidad, creencia, diferencia, no-ser, yo, negación) un “estado sentido” (sentimiento de futuro, de pasado, de diferencia, de noyó, de “objeto”, etcétera), aunque él no sea específico sino un estado de cualquier clase y creo que todo el sentir de futuridad es alegría o temor suscitado por: una imaginación o imagen de suceso, de escena de suceso, de Smodo que es un estado variable, a veces dolor, a veces placer, y es precisamente ese estado afectivo provocado por una representación de suceso lo que hace que ese suceso sea, se llame futuro, a menos que…
……………………
La afección no consiente simultaneidad: no se puede sentir al mismo tiempo un dolor y un placer, o dos placeres diferentes, ni un hecho, escena, afectante puede tener simultáneos (o eludiendo estos enunciados, que afirman imposibles, límites de libertad al fenomenismo), dolores y placeres tienen de común y son aquellos sucesos del sentir que se han presentado sin simultaneidades; puedo definir viceversa la simultaneidad como no dolor ni placer, y aun la representación por la simultaneidad: lo que puede tener (suele tener), simultaneidades. La representación consiente la simultaneidad de lo vario. Ahora bien, si la aparición mental de una imagen no excluye que queden otras imágenes, porque hay ciertas imágenes (sucesos que ahora van al pasado, cesan) no quedan con la imagen presente".

Anónimo dijo...

¿Recuerda la teoría Totalitaria de Macedonio? Se lo comenté. Mire. Esto es un escrito que tituló "No va sin prólogo". Lo es escribió en 1936. Así comienza:

Con lo que yo ignoraba, lo que entendía a medias y lo que expliqué confusamente al escribir mi primer tomo de Metafísica, en el que di entera solución al Misterio, hay para llenar hoy 300 páginas en las que, gracias a contar con tales imperfecciones de aquello primero, gozo privilegiada oportunidad de brillar y abundar como pocos entre los autores de segundo libro para un mismo tema. Tan favorecida perspectiva y posición deparadas rara vez a un escritor –los metafísicos no somos de más suerte que otros en esto de tener oportunidad de escribir mucho en segunda vez por verse en caso de tener mucho que variar, contradecir, rectificar, retirar, llenar y desautorizar de un libro anterior–, me demanda tal severidad y certera elección del título de mi segundo libro, que debe ser inenmendable desde el título, como conviene a tan famosa ocasión para lo perfecto que le sale a un si los hay autor de suerte y que no desconfía de aprovecharla, que he preferido eludir la dificultad de exactitud completa del título de tema, escogiendo un título de fantasía, en lo que me conformé seriamente a mi antigua teoría de la ridiculez de los títulos de cuadros, sonatas, novelas, poemas, estatuas, falla infantil de todos los autores (cuando no se trata de libros de texto o tratados).








Anónimo dijo...

«Hacer intuicionismo funcional de sustitución buscando para cada situación conceptual (...)» está describiendo una especie de impermanencia, ¿verdad? ¿Recuerda a Kafka cuando dijo lo de que la flecha que vuela está quieta?

Anónimo dijo...

¿De Kafka? Recuerdo la paradoja de Zenón. Creo que Karla usa este recurso de manera indirecta en varios de sus cuentos. Uno de ellos está implícito en "El Cazador Gracchus". También está en su cuento "El castillo". También en "El proceso". Yo también escribí sobre la paradoja de Zenón: «Zenón descifra que la trayectoria de una flecha puede ser descompuesta en un número infinito de estaciones. Una agrupación de flechas estáticas no logran construir un disparo. Otra forma de arruinar el movimiento es bajo el influjo de la actualidad. Todo ocurre en el presente. Y el instante puede únicamente soportar un objeto inmóvil».

Anónimo dijo...

Últimamente he stado leyendo mis últimos encargos. El libro de Blake posee textos que no había leído nunca. Imagine este inicio. Es del cuento "Visión memorable": «Me hallaba en jna imprenta del Infierno, y vi el método por el cual el conocimiento es transmitido de una gneración a otra». ¡Blake es el más!

Anónimo dijo...

Con lo de Kafka me refería a la futuridad de la que habla Macedonio (el primer párrafo que usted cita) creo que lo que expresa en palabras más elevadas es la impermanencia, todo se encuentra en proceso. Lo de la simultaneidad es obvio, muy lúcido: placer y dolor, imágenes de pasado, futuro, presente. Jajja la ridiculez de los títulos (usted y yo hemos tocado estos temas). Blake, y bueno tendría que darme más, esa entrada no me parece tan espectacular como a usted, que de seguro hubo de leer mas renglones abajo...

Anónimo dijo...

Creo que la impermanencia es «consecuencia de» y no la causa, no el tema capital. La impermanencia prospera en el texto cuando se advierte un sentir sucesivo y no simultaneo. Que no se pueda experimentar dos estados implica que debe desaparecer A para que B exista. Claro que es espectacular. No por su estética. Sino por el sólo hecho de pensar una idea, de momento, única. El protagonista nota cómo en el infierno, para que siga siendo infierno, debe operar como un gobierno, debe traspasar la información de generación en generación. Uiish, deje a Blake tranquilo.

Anónimo dijo...

Jjaja uish deje de confundirlo todo. El primer párrafo es de imparmanencia y el segundo de simultaneidad. No revuelva. Muestre a ver que más dice Blake...

Anónimo dijo...

No le voy a mostrar nada porque ese párrafo es el mejor del texto. Jajajaja

Anónimo dijo...

Creo es momento de que usted muestre algo. Es su turno. ¿No le parece justo? ¡Diga!

Anónimo dijo...

Mire esto. Es de Macedonio. Habla de Borges. Porque Macedonio siempre fue el más bueno.

«Entre nosotros, solo en Evar Méndez he sentido confeso un individuo, confesa una vida. Tenemos artistas de dramática riquísima como Banchs y, en otra vocación que la de Banchs, a Jorge Luis Borges, el mejor dotado prosista de habla española hasta hoy a juicio de mi incompetencia. Pero tanto a Banchs, y más aún a Borges, solo se les conoce la inteligencia, como en Jiménez; el afán de ocultar, diferente del de presentarse bonito, su vicisitud –individuo, es picante idiosincrasia en Borges, temperamento inconfidencial y excesivamente desdeñoso de curiosear la eracción del individuo y su vicisitud, que hace los destinos, siendo los destinos el mayor amor del arte».

Anónimo dijo...

Jajjaja que mal lo de Blake. Tan lindo Macedonio, esa manera de expresarse... Jajja usted parece un niño ¿por qué tengo que mostrarle algo? Algo así como ¿le doy chocolates y me da pistachos?

Anónimo dijo...

Bueno, voy a mostrarle algo

Anónimo dijo...

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa
a dónde vaya en este roto tiempo. Ya no es mi amor: el
que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda: ¿quién en
verdad le amó?

Mi amor busca su semejanza en la promesa de las
miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad. Dibuja
la esperanza y en seguida la desprecia. Prevalece sin
tomar parte en ello.

Vivo en el fondo de él como un resto de felicidad.
Sin saberlo él, mi soledad es su tesoro. Es el gran meridiano
donde se inscribe su vuelo, mi libertad lo vacía.

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa
a dónde vaya en este roto tiempo. Ya no es mi
amor: el que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda:
¿quién en verdad le amó y le ilumina de lejos para que
no caiga?
R. Char

Anónimo dijo...

Me gusta bastante el inicio. Es lindo. También el tercer párrafo lo es. Es triste. Pero no más triste que lo de Nicanor. Se lo regalo:
«Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!»
Es muy triste. Aunque el final es algo melodramático.

Anónimo dijo...

: ( si es bello y triste... Muy bello. La simultaneidad y a la vez la impermanencia ¿si ve que todo es como un circulo? Se vienen mil cosas a mi mente y hablan -hablamos nosotros- Macedonio, Nicanor y Char de nosotros y yo hablo del pasado y usted del futuro y estamos aquí. Descanse, no quiero que me invada más la tristeza que la belleza...

Anónimo dijo...

Gracias...

Anónimo dijo...

Te amo. Siempre suyo, Leoncio.

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