jueves, febrero 23, 2023

 10:47 pm.

¿Qué podemos amar que no sea una sombra?

Algo así dijo Hölderlin. 

La mayoría de las personas «aman» sólo sombras, figuras que pasan un instante y se pierden sin que apenas se alcancen a reconocer, o sombras -aparentes reflejos obscuros de ellos mismos- cosas que solo se pueden «amar» en la noche, porque la belleza del sol naciendo las extinguiría. Y sin embargo hablan de fe y monumentos de piedra.

Pero su amor no es de pájaros que trinan al alba sino que transcurre entre los cantos de aves nocturnas que deben guardar silencio y que se apagan ante el más leve sonido de un pequeño rayo de sol.

Las sombras no reflejan la luz. 

Yo no quiero sombras, yo busco una lumbre, aunque sea un pequeño candil. Camino a tientas si, y puedo intuir secretos mientras una voz me grita que me calle. Lo oculto una vez saldrá a la luz, y todas las tinieblas no serán nada. La verdad y la belleza escondidas como una pequeña paloma blanca en una cavidad del corazón como un débil ulular se escuchará y todas las mentiras no podrán acallarlo. Y yo, yo encontraré el verdadero amor que no me engañó ni me traicionó. Al que yo jamás habré traicionado. Lo nuestro no será como lo de Hölderlin y su amante, sino que será amor. Las sombras ya no serán, nuestro reflejo será de luz, de espigas doradas ondeando en los campos de los ojos.


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