"No queda en mi ni una sola gota de sangre que no tiemble; reconozco las señales de mi antigua llama [...]”
Dante
Tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/Henry_Holiday:
"[...] Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque la aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige."
Julio Cortazar [Rayuela]
Florencia Italia, corre el año 1274. El niño tiene 8 años, la niña 9, ambos pertenecen a familias importantes. Por primera vez se produce el encuentro; el niño emotivo y sentimental, se siente deslumbrado... La niña indiferente, no corresponde. Ninguno de los dos puede imaginar el valor, que para la literatura, tendrá ese infantil encanto, producido en el alma de un niño tan sensible.“Beatriz me miró con ojos brillantes de amor, tan divinos, que deslumbrados los mios, solo acerté, presa de indecible desmayo, a bajar mi vista al suelo [...]” “[...] como la nota musical con el compás, así recuerda mi memoria al fijarme en los hermosos ojos de Beatriz, Amor que me tendió sus redes para aprisionarme”
“Beatriz, con una sonrisa tan deliciosa que Dios parecía regocijarse en el semblante de mi amada…”“Debo decir que el hermoso rostro de Beatriz me desviaba de todo otro pensamiento del que ella me inspiraba y de ninguna otra ocupación que la de contemplarla. Me produjo un éxtasis con su sonrisa, del que no salí hasta que ella me dijo: -Vuelve en ti y escucha, que no es únicamente en mis ojos donde está el Paraíso."
Acaso luego de ese primer encuentro, tan solo se vieron 9 años más tarde, y en una última ocasión, luego… Es decir, apenas coincidieron tres veces… ¿O quizá se encontraron escasamente una vez en la vida?. No se sabe… Lo que parece seguro, es que por increíble que parezca, jamás sostuvieron una conversación...“¡Oh mujer en quien vive mi esperanza…”
"¡Oh, divina! Tus palabras me confortan cada vez con mayor fuego…”
“Su recuerdo contrae mi espíritu lo mismo que una pupila débil cuándo la ofusca el sol y, el recuerdo de su sonrisa paraliza mi pensamiento. Desde que vi a Beatriz, cuándo se cruzó en mi vida hasta la actualidad, no se ha interrumpido la inspiración que a ella debo, ni la continuidad de mi canto”.
“Más que nunca se hallaba mi alma enamorada de aquella dama, cuyo deseo de contemplarla no se apaga jamás en mi, porque todos los encantos que el arte y la naturaleza han podido producir para exaltar la belleza del cuerpo humano apenas hablaban a mi vista embargados mis sentidos al fijar de nuevo mi atención en el dulcísimo rostro de Beatriz”
Acaso luego de ese primer encuentro, tan solo se vieron 9 años más tarde, y en una última ocasión, luego… Es decir, apenas coincidieron tres veces… ¿O quizá se encontraron escasamente una vez en la vida?. No se sabe… Lo que parece seguro, es que por increíble que parezca, jamás sostuvieron una conversación...“¡Oh mujer en quien vive mi esperanza…”
"¡Oh, divina! Tus palabras me confortan cada vez con mayor fuego…”
“Su recuerdo contrae mi espíritu lo mismo que una pupila débil cuándo la ofusca el sol y, el recuerdo de su sonrisa paraliza mi pensamiento. Desde que vi a Beatriz, cuándo se cruzó en mi vida hasta la actualidad, no se ha interrumpido la inspiración que a ella debo, ni la continuidad de mi canto”.
“Más que nunca se hallaba mi alma enamorada de aquella dama, cuyo deseo de contemplarla no se apaga jamás en mi, porque todos los encantos que el arte y la naturaleza han podido producir para exaltar la belleza del cuerpo humano apenas hablaban a mi vista embargados mis sentidos al fijar de nuevo mi atención en el dulcísimo rostro de Beatriz”
En definitiva, el amor de Dante, no fue correspondido. Quiénes se inclinan por pensar que mantenían al menos un trato social; especulan que Beatriz, escuchaba en las reuniones los sonetos que escribía el poeta y presintiéndose la musa, le retiró el saludo.
“Recreábase mi vista en el rostro felicísimo de Beatriz, cuándo invitado por ella, dirigí mis ojos hacia otro objeto, teniendo en el placer de obedecerla la contrapartida de no seguir contemplándola”
“Recreábase mi vista en el rostro felicísimo de Beatriz, cuándo invitado por ella, dirigí mis ojos hacia otro objeto, teniendo en el placer de obedecerla la contrapartida de no seguir contemplándola”
“Parecióme Beatriz tan severa como a un hijo su madre irritada…”
“…siguió en su actitud regia y altiva, como aquel que al hablar reserva para el final las más calurosas palabras. -Mírame bien, soy yo; soy, en efecto, Beatriz”
Ella se casó en 1287 con un banquero llamado Simone dei Bardi, y murió en 1.290 contagiada de peste bubónica, cuándo apenas contaba con 24 años.
“…siguió en su actitud regia y altiva, como aquel que al hablar reserva para el final las más calurosas palabras. -Mírame bien, soy yo; soy, en efecto, Beatriz”
Ella se casó en 1287 con un banquero llamado Simone dei Bardi, y murió en 1.290 contagiada de peste bubónica, cuándo apenas contaba con 24 años.
“Cubierta con el velo y en la orilla opuesta de la verde margen, pareciame que se vencía a sí misma en su primitiva belleza mucho más de lo que vencía a las demás mujeres cuando vivía en el mundo”
Tal acontecimiento fue terrible para Durante, quien al parecer, se desbocó, involucrándose con un buen número de amantes.
[Beatriz]: “Sostúvele algún tiempo con mi presencia; mostrándole mi juvenil rostro le llevaba por el camino recto, pero en cuanto estuve en el umbral de la segunda edad y cambié de vida, separándose de mi se entregó a otros amores. Cuándo de carne me transformé en espíritu, creciendo en hermosura tanto como en virtud, fui menos grata y amada por él. Encaminó sus pasos por erradas sendas…”
[Beatriz]: “Sostúvele algún tiempo con mi presencia; mostrándole mi juvenil rostro le llevaba por el camino recto, pero en cuanto estuve en el umbral de la segunda edad y cambié de vida, separándose de mi se entregó a otros amores. Cuándo de carne me transformé en espíritu, creciendo en hermosura tanto como en virtud, fui menos grata y amada por él. Encaminó sus pasos por erradas sendas…”
[Dante]: “…Tras un amargo suspiro, que apenas me dejó aliento para responder, pude articular, entre sollozos: -Apenas se me ocultó vuestro rostro, ofrecíanse a mi vista falsos placeres que extraviaron mis pasos.”
[Beatriz]: “Con todo, para que más te aproveche la vergüenza de tu error, y para que otra vez resistas con la fortaleza el canto de las sirenas, suspende el llanto y escucha: de este modo sabrás que mi carne sepultada debía infundirte contrarios pensamientos. Ni la naturaleza ni el arte te mostraron igual encanto al de los bellos miembros en que estuve contenida y que hoy son polvo de la tierra. Y si mi muerte te privó de semejante placer, ¿Qué cosa mortal podía colmar tus deseos? Al primer desengaño de tan falaces ilusiones debiste volver tus ojos al cielo en pos de mi que no cabía semejante engaño. No debieron abatirse tus alas para ser blanco de otros golpes, de una jovencita o de otros objetos igualmente vanos y efímeros…”
El se casó en 1292 con Madonna Gemma, con quién lo habían comprometido sus padres, desde que tenia 12 años; y tuvieron varios hijos.
Escritor, músico, dibujante, filólogo, astrónomo, historiador, matemático, político… uno de los grandes pensadores de la historia: Dante Alighieri, su inspiración: Bice di Folco Portinari.
Escritor, músico, dibujante, filólogo, astrónomo, historiador, matemático, político… uno de los grandes pensadores de la historia: Dante Alighieri, su inspiración: Bice di Folco Portinari.
Dante inmortalizó a Betriz en La vitta nuova y en La Divina comedia. En ésta última, es Beatriz, quién impulsa a Virgilio, Para que guíe a Dante en el trascendental recorrido que inicia desde el infierno.
Beatriz es la representación de la Teología, o de la fe,de la Gracia Divina, quién se le aparece a Dante en su arribo al Paraíso terrestre. Pero evidentemente en muchos apartes de la obra; las apasionadas, dulces, tiernas o respetuosas palabras de Dante, parecen dirigidas a Beatriz la mujer. A esa mujer, por quien sintió un amor profundísimo, pero irrealizado en el plano físico.
Beatriz, una mujer idealizada… Tanto como para bautizar un don, una virtud… con su nombre.
Así fue éste amor; un amor platónico, quimérico, más espiritual que humano; que si bien, materialmente no se concretó; si marcó hondamente la vida de un intelectual, y para deleite de muchos, fue el alma de la inspiración, de dos de las grandes obras de la literatura europea y universal.
“… Y después me llevaron hacía el pecho del Grifo, dónde se hallaba Beatriz vuelta hacia nosotros, y añadieron: -No distraigas la vista: estás ante las esmeraldas de su rostro, desde las que el amor te lanzó un días sus flechas. Mil ardientes deseos atrajeron mis ojos hacia aquellos tan brillantes, que aún estaban fijos en el Grifo; éste se reflejaba en ellos como el sol en un espejo, ya de un modo, ya de otro. Considera, lector, si yo estaría maravillado al verle inmóvil en sí y transformarse, no obstante, en su imagen reflejada. Mientras mi alma, llena de júbilo y asombro, gustaba de aquel manjar que, al saciarle, hace que más se ansíe…”
Beatriz, una mujer idealizada… Tanto como para bautizar un don, una virtud… con su nombre.
Así fue éste amor; un amor platónico, quimérico, más espiritual que humano; que si bien, materialmente no se concretó; si marcó hondamente la vida de un intelectual, y para deleite de muchos, fue el alma de la inspiración, de dos de las grandes obras de la literatura europea y universal.
“… Y después me llevaron hacía el pecho del Grifo, dónde se hallaba Beatriz vuelta hacia nosotros, y añadieron: -No distraigas la vista: estás ante las esmeraldas de su rostro, desde las que el amor te lanzó un días sus flechas. Mil ardientes deseos atrajeron mis ojos hacia aquellos tan brillantes, que aún estaban fijos en el Grifo; éste se reflejaba en ellos como el sol en un espejo, ya de un modo, ya de otro. Considera, lector, si yo estaría maravillado al verle inmóvil en sí y transformarse, no obstante, en su imagen reflejada. Mientras mi alma, llena de júbilo y asombro, gustaba de aquel manjar que, al saciarle, hace que más se ansíe…”
“Mi espíritu que por tanto tiempo no se había sentido abatido, temblando de admiración en su presencia, sin que mis ojos la reconocieran, sintió, no obstante, el gran poder del antiguo amor, a causa de la virtud que de ella procedía. En cuanto mis ojos contemplaron aquella alta virtud, ya enseñoreada de mi antes de haber salido de la infancia, volvíme hacia la izquierda, con la solicita mirada del niño que acude a su madre cuando tiene miedo o está afligido, para decir a Virgilio:
-No queda en mi ni una sola gota de sangre que no tiemble; reconozco las señales de mi antigua llama”
-No queda en mi ni una sola gota de sangre que no tiemble; reconozco las señales de mi antigua llama”
* En azul y rosa: Fragmentos de “La Divina Comedia” de Dante Alighieri

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