sábado, febrero 20, 2010

Reencarnación

En los naufragios, al hundirse la nave,
los marineros del Danubio rezaban:
duermo, luego vuelvo a remar.
La metáfora [Borges, Historia de la eternidad]



Aúnque en ocasiones se ubica el surgimiento de la creencia en la reencarnación, en la cultura egipcia; al parecer no es allí dónde tiene cuna sino en Grecia.
No era fácil la situación que debían afrontar los antiguos egipcios a su muerte, pues consideraban que el espíritu del difunto era llevado a un juicio en un lugar denominado “sala de las dos verdades”; allí su corazón era pesado en una balanza que tenía como contraparte una pluma. Si el corazón pesaba más que la pluma el espíritu era devorado de inmediato por un ser o dios con forma de anímal, si el corazón era más liviano, ingresaba a la eternidad, al goce absoluto. Finalmente al parecer creían en un día de resurrección, no en la reencarnación.
El primer exponente de ésta idea entre los griegos parece ser Pitágoras, quién al decir de Empédocles habría narrado que creyó reconocer en los gritos de un cachorro que estaba siendo lastimado, el alma de un amigo. Igualmente en La lotería de babilonia Borges menciona que Heraclides Póntico refirió acerca de Pitágoras que éste
“recordaba haber sido Pirro y antes Euforbo y antes algún otro mortal”.
Entre las consideraciones del filosofo griego estarían la de la posibilidad de elegir el cuerpo en el cual el alma eterna habría de renacer, idea a la que se refiere en cierto modo de manera más amplia Borges, en Deutsches requiem:
“En el primer volumen de Parerga und paralipomena releí que todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por el. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas;”.
Y es influenciado por Pitágoras, que Platón se convierte en uno de los más importantes divulgadores de esta idea. En El Fedón o sobre la inmortalidad del alma contempla:
“Aquellos que se abandonan a la intemperancia, a los excesos del amor y de la comida, y que no han tenído ningún freno, entran de forma similar en el cuerpo de animales semejantes, y los que no han amado más que la injusticia, la tiranía y la rapiña, van a animar el cuerpo de los lobos, gavilanes o halcones.”
Acerca de Platón Borges cita que:
“En el décimo libro de la República, narra la visión de un soldado herido que recorre los cielos y el Tártaro; allí ve el alma de Orfeo, que elige renacer en un cisne; la de Agamenón, que prefiere un águila, y la de Ulises, que alguna vez se llamó Nadie y ahora quiere ser un hombre modesto y oscuro”.
Al concepto de renacer en anímales, se agrega el de renacer en vegetales que al parecer también Pitágoras predicaba. Borges cita así a Empédocles de Agrigento
: “He sido mancebo, doncella, arbusto, pájaro y mudo pez que surge del mar”.Qué es el budismo [Borges; Alicia Jurado, 1976]
En el hinduísmo encontramos el samsara, que consiste en el ciclo de múltiples nacimientos y muertes que experimentan las almas. Creen en la ley del Karma, palabra sánscrita que según Borges tiene como raíz kri que significa hacer o crear, y según otras definiciones sería acto. Los cuerpos de sus difuntos son cremados y sus cenizas arrojadas a un río; transcurridos diez días su familia arroja al río diez pindas o bolas de arroz para que les sirva de alimento durante el viaje que deben emprender hasta su nuevo nacimiento. De las acciones buenas o malas que hayan ejecutado, dependerán las condiciones en las que arriben a su siguiente vida.
“El karma es la obra que incesantemente estamos urdiendo; todos los actos, todas las palabras, todos los pensamientos –quizá todos los sueños producen, cuándo el hombre muere, otro cuerpo [de dios, de hombre, de anímal, de ángel, de demonio, de réprobo] y otro destino.”
Qué es el budismo [Borges; Alicia Jurado, 1976]
En el budismo se habla de la rueda de la vida, del ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento. La reencarnación se ve cómo un ciclo al que están ligados quiénes se apegan a la sensualidad de los placeres, a las cuestiones terrenales.
La supresión del placer y otras disciplinas cortarían éste proceso indefinido y permitirían a las personas alcanzar el nirvana.

Entre los judíos, siendo que ésta idea no se encuentra contemplada dentro de sus escritos sagrados [excepto en el libro de el Zohar, que en un aparte habla de que las almas están sujetas a la transmigración], la opinión a favor de la existencia de tal ciclo no tiene mayor acogida, sin embargo la kabalah, corriente mística judía entre cuyos principios se cuentan la rectificación y la supresión del egoísmo, admite en su doctrina la idea como medio para lograr el perfeccionamiento. Borges se refiere a ellos así:
“Los cabalistas hebreos distinguen dos especies de transmigración: Gilgul [revolución] o Ibbur [fecundación]. Acerca de la primera, se lee en un libro de Isaac Luria: “El alma de quién ha derramado sangre transmigra al agua y es arrastrada de un lado a otro, infinitamente; el dolor es más fuerte en una cascada”. En la segunda, el alma de un antepasado o maestro se infunde en el alma de un desdichado, para confortarlo e instruirlo.”Qué es el budismo [Borges; Alicia Jurado, 1976]
 La Iglesia católica rechaza de plano la idea de transmigración, y los cristianos se dividen entre quiénes la admiten y quiénes la niegan.
los primeros se sustentan en pasajes como el de el libro de Malaquias en el que el profeta anúncia que antes del día del Señor habría de venir Elias [profeta que para la época ya hacía mucho tiempo había sido arrebatado al cielo en un carro de fuego], y que en el nuevo testamento se colige, sería Juan quién bautizó al Ungido:
“Más os digo que Elias ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá de ellos. Entónces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.” [Mateo 17: 12, 13].
Se puede deducir que en los kabalistas y cristianos que admiten la posibilidad de ésta, no cabría la creencia en la reencarnación en un animal, tomando en cuenta lo que contempla la Biblia acerca de que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Los kabalistas tampoco  creen que de una reencarnacion a otra se produzca cambio de sexo.
Finalmente el hecho de que la idea esté comprendida en los esquemas de religiones de concepciones tan contrarias, quizá se deba a la necesidad que tenemos como género, de dar una explicación al sufrimiento; a la noción que tenemos de premio y castigo, pero además a ese llamado intrinseco a rectificarnos, a procurar ser mejores seres humanos.
Y cómo el ¡Carymary, carymara! De Rabelais, al que le hizo eco H. de Balzac, Personalmente a veces creo, a veces no; y me parece que con relación a éste tema hay muchas ideas, v.g. causa y efecto, recompensa y castigo, eternidad, ciclos, esa extraña sensación de familiaridad que nos produce determinada persona recien conocida, o determinado lugar en el que núnca habíamos estado. Déjà vu, déjà vu…

“Escribe Nietzsche, hacía el otoño de 1883: Esta lenta araña arrastrándose a la luz de la luna, y esta misma luz de la luna, y tu y yo cuchicheando en el portón, cuchicheando de eternas cosas, ¿no hemos coincidido ya en el pasado? ¿Y no recurriremos otra vez el largo camino, en ese largo tembloroso camino, no recurriremos eternamente? Asi hablaba yo, y siempre con voz menos alta, porque me daban miedo mis pensamientos y mis traspensamientos”.
La doctrina de los ciclos [Borges, Historia de la eternidad]

2 comentarios:

Anonymous dijo...

¿qué es la vida de un hombre en este mundo? la estela blanca de un bote que navega en la oscuridad.

Paola Arciniegas dijo...

Profunda y hermosa metáfora. De algún modo da tristeza... nostalgia pensar en lo pequeños que somos.
Gracias por tu comentario.

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