sábado, julio 29, 2023

 Como quien halla una nueva delicada textura, he venido guardando en un espacio dilecto de mi alma los nombres de personas que encuentro aquí o allá amando a las palomas, como escritos en algo más bello y más fino que cualquier papiro o cuero con una tinta indeleble y perpetua. Pero también, también los rostros de los que no las aman. No sé sus nombres, por eso son una idea, una imagen de un lugar, de una calle, una ventana, una puerta y algunos son un grito, una caída, una palabra o una frase, una mirada. Recuerdos tristes que se irán borrando, esfumando como las cosas superficiales que nunca amamos a las que no tenemos nada que perdonar ni nada de que culpar porque su propia falta de amor y ceguera ante lo bello es suficiente castigo, aunque ellos mismos no lo sepan.

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